Desde los esfuerzos para superar la dicotomía entre la demanda productiva y el cuidado del medio ambiente para garantizar la seguridad alimentaria que la humanidad requiere nace ZERA, una empresa comprometida con el desarrollo de más y mejores insumos agrícolas basados en química y biotecnología, proponiendo soluciones innovadoras y ecoamigables para reducir el uso de controladores químicos y promover alternativas que puedan integrarse sin alterar los mecanismos que el propio ecosistema ofrece.
El suelo es un ecosistema vivo. Se estima que en un gramo de tierra es posible encontrar más de 50 mil especies de microorganismos. Los organismos y microorganismos que lo habitan son de crucial importancia y juegan un rol esencial no solo en la ecología del suelo, sino que también en los ciclos biogeoquímicos e incluso han sido base para el desarrollo de la biotecnología a lo largo de la historia.
El conocimiento académico establecido ya ha dado cuenta del rol de las lombrices como importantes agentes estructuradores del suelo. Éstas recorren la tierra creando caminos subterráneos que sirven para oxigenar aquellas áreas, abriendo espacio además para que las plantas puedan enraizar y expandirse. Más recientemente, hemos presenciado el ascenso en importancia de la idea del micelio, que es el conjunto de hifas que corresponde a la parte vegetativa de hongos filamentosos, el cual se ramifica y coloniza la tierra, generando intrincadas redes mediante las cuales ocurre una compleja comunicación entre diversos organismos. Pero hay actores de importancia que se les ha prestado poca atención: las levaduras.
Las levaduras son hongos unicelulares que, más allá de las especies usadas en fermentación, también cumplen un rol esencial en la estructuración del suelo. Algunos géneros en particular son capaces de producir polímeros extracelulares que contribuyen a unir las partículas de suelo, formando agregados ideales para los procesos que ocurren en ese ecosistema incluso facilitando el correcto establecimiento y colonización del micelio. Otras participan en procesos de transformación de nutrientes, como nitrificación de amonio a nitrato, oxidación de azufre a sulfatos y solubilización de fosfato, dejando estos nutrientes más disponibles para la planta. Una amplia diversidad de levaduras ha sido investigada por su potencial como biofertilizantes y/o bioestimulantes, capaces de restablecer la sustentabilidad del ecosistema del suelo y promoción del crecimiento de la planta, por medio de producción de fitohormonas, mineralización de compuestos orgánicos, competitividad y biocontrol de agentes patógenos, entre otros.
Así, las plantas y la microbiota del suelo se necesitan mutuamente para prosperar. Las plantas exudan carbohidratos a través de sus raíces para alimentar a esta microbiota, y los hongos, bacterias y otros microorganismos por su parte le proveen a la planta una mejor disponibilidad de nutrientes, como nitrógeno y fósforo. De hecho, se ha descrito que aquella zona influenciada por las raíces de las plantas, o rizósfera, es altamente biodiversa en comparación con el suelo más alejado, y que los patrones de diversidad varían según los estadíos de la planta a lo largo de su ciclo de vida, lo que se debe en parte a los cambios en la exudación radicular. Además, muchas poblaciones de la comunidad de la rizósfera son capaces de detectar cambios fisiológicos en la planta ya sea por plagas o enfermedades, lo que gatilla la producción de diversas moléculas que estimulan el sistema inmune de la planta, ayudándola a defenderse del patógeno.
Es muy importante que valoremos, apreciemos y protejamos el suelo para no alterar los ciclos biogeoquímicos. El suelo cumple un rol fundamental como reservorio de carbono, manteniéndolo secuestrado en formas estables y por lo tanto fuera de la atmósfera, al igual que el fondo marino. Actualmente, la agricultura regenerativa está tomando más fuerza y se basa en la reconstitución del suelo, aplicando diferentes sustratos como compost y otros ricos en nutrientes y minerales para recobrar la actividad microbiológica fundamental para la salud y estructura del suelo. La contribución de las levaduras en la estructuración de suelo, mineralización de materia orgánica y su rol en los ciclos de carbono, nitrógeno, azufre y fósforo, y sus potenciales efectos sobre las plantas como agentes biofertilizantes, bioestimulantes, de biocontrol y promotores del crecimiento, todas son propiedades altamente relevantes para el desarrollo de prácticas agrícolas sustentables y protectoras del suelo vivo.
Referencias:
Botha, A. (2011) The importance and ecology of yeasts in soil. Soil Biology & Biochemistry, 43, 1-8.
https://doi.org/10.1016/j.soilbio.2010.10.001
Hernández-Fernández, M., Cordero-Bueso, G., Ruiz-Muñoz, M., Cantoral, J. M. (2021) Culturable Yeasts as Biofertilizers and Biopesticides for a Sustainable Agriculture: A Comprehensive Review. Plants, 10, 822.
https://doi.org/10.3390/plants10050822
BBC Ideas (2021) Why soil is one of the most amazing things on Earth.